La ciudad costera de Bahía Blanca, de la provincia de Buenos Aires, es el centro de preocupación y de todos los debates: ¿por qué ocurrió, cuál es el problema de fondo, quién repara los daños? Todas estas cuestiones se desprenden de la profunda devastación que sufrió la zona tras un agresivo temporal que culminó en una inundación y 16 muertos, cifra que podría elevarse en las próximas horas. Una pista: no, la conspiración del proyecto HAARP no tiene nada que ver.
El jueves 7 de marzo empezó lo que, apenas horas después, se convertiría en una catástrofe climática para los habitantes de Bahía Blanca. Desde el Servicio Meteorológico Nacional se había emitido una alerta naranja ante la llegada de tormentas y fuertes vientos, pero no era posible prever los daños posteriores. Más de 400 milímetros de lluvia, marea alta y el desborde del canal Maldonado y del arroyo Napostá y una planificación urbana deficiente fueron los factores fundamentales para desencadenar lo que sucedió.
En siete horas, cayó el 70% del promedio de precipitación anual de la ciudad
El intendente de Bahía Blanca, Federico Susbielles, relató en una conferencia de prensa cómo se desarrollaron los hechos: “El temporal de lluvias importantes comenzó a impactar en diversos puntos de la región sobre las 21:30 horas (del jueves)”. Contó que, hasta antes del mediodía del viernes, pudieron realizar tareas de rescate, “pero después de esa hora, con los canales desbordados, la situación se tornó intransitable. Fueron momentos extremadamente difíciles. Desde las cámaras de monitoreo veíamos cómo el agua seguía subiendo y no podíamos desplegar más mecanismos de ayuda”.
“En aproximadamente una hora y media, la ciudad sufrió una precipitación violenta que generó anegamientos en numerosas calles… Perdimos ambulancias, patrulleros, móviles municipales y camionetas que quedaron atrapadas y no pudieron ser recuperadas”, relató.
Además, la ciudad quedó prácticamente aislada por esas horas, ya que destruyó gran parte de los accesos, lo que obligó a la ayuda enviada a dar varios rodeos para poder llegar. “En total, cayeron más de 400 milímetros de lluvia, lo que equivale al 70% de la precipitación anual promedio de la ciudad”, afirmó el intendente.
¿Por qué se dio este fenómeno?
La era de la desinformación nos trajo una teoría que apunta a la manipulación del clima, lo que, según sus defensores, es lo que en realidad causaría el calentamiento global. Así, el proyecto HAARP (en español, Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia) de la Universidad de Alaska Fairbanks (Estados Unidos), supuestamente fue creado para manipular el clima e impulsar una agenda antidesarrollo.
Según desmintió Chequeado, “la formación de tormentas, huracanes o sequías requeriría de una inmensa inyección de energía para alterar la presión de la atmósfera. Algo que –sostienen científicos– ‘sería imposible de generar con algún instrumento humano’. Esa idea difundida en redes sociales sobre HAARP necesitaría de una fuente de energía similar a la del sol”.
Lo que de verdad pasó en Bahía Blanca tiene otras explicaciones: el cambio climático, sí, y una planificación urbana defectuosa. Sucede que, en 2012, el CONICET realizó un trabajo de hidrografía urbana de Bahía Blanca, que indicaba que la ciudad se ubica entre dos cursos de agua clave en el sistema de drenaje local. Básicamente, postulaba que el hecho de que la ciudad esté ubicada en una cuenca baja provoca que las aguas se acumulen rápidamente en tormentas potentes.
De hecho, Oscar Monjelat, director del grupo Caza Tormentas del Sur, declaró para el diario Rosario3 que en las zonas más bajas a nivel del mar no debería haber casas ni edificaciones: "Hay que evitar hacer una planificación urbana en donde hay terrenos bajos. Nosotros tenemos registros holográficos donde hubo zonas de arroyos que fueron taponados con desarrollos urbanísticos. Recordemos que Bahía Blanca se encuentra a 20 metros del nivel del mar".
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