¿Qué hacemos con las IA en las aulas? Este estudio de Argentina debate al respecto

La integración de las herramientas con inteligencia artificial generativa (IA) en las aulas supone, para la educación, nuevos retos que docentes y estudiantes ya comenzaron a afrontar. Entre los problemas más agudizados en América Latina está la analfabetización digital y la brecha digital entre países del primer y tercer mundo.

¿Qué está pasando en las aulas con las IA?

Esta es la pregunta que Wikimedia Argentina intentó responder con el apoyo de la Representación de América Latina y el Caribe de la UNESCO MIL Alliance y la asociación civil Las Otras Voces en el estudio Inteligencia Artificial y sus desafíos en el ámbito educativo.

9 de cada 10 alumnos utiliza herramientas de inteligencia artificial para estudiar

Hace tiempo que el rol de la tecnología en las aulas se disputa acaloradamente, y mientras en algunas regiones de la Argentina se prohíbe parcialmente el uso del celular en las escuelas, la IA hace de las suyas entre los estudiantes. Gemini y ChatGPT para redactar, solicitar información y realizar gráficos; Grammarly para escribir y corregir faltas de ortografía o Transcript Assist y Transcribe Me para desgrabar audios son algunos de los chatbots y herramientas favoritas de los alumnos argentinos.

De hecho, el Instituto Universitario para el Desarrollo Productivo y Tecnológico Empresarial de la Argentina llevó a cabo un sondeo sobre el uso de la IA en educación y reveló que 9 de cada 10 alumnos utiliza herramientas de inteligencia artificial para estudiar. No caben dudas de que los docentes deben empezar a idear planes para mantener a raya los plagios y desarrollar las competencias digitales entre los chicos.

Se ha vuelto común, en el último año, la entrega de trabajos sin producción propia y la falta de pensamiento crítico. Ahora los estudiantes prefieren generar texto, imágenes y videos a partir de prompts. A contramano, la alfabetización mediática e informacional proporciona un conjunto de habilidades esenciales para hacer frente a esta clase de desafíos, incluyendo la proliferación de la desinformación y la incitación al odio, la disminución de la confianza en la IA.


La experiencia de los docentes

Para testear la situación en las aulas, Wikimedia utilizó experiencias reales de docentes. El relevamiento tuvo un alcance regional con participantes provenientes de Argentina, México, Paraguay, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Uruguay y Venezuela.

El informe da cuenta de que el 67% había utilizado herramientas de IA con anterioridad, aunque solo el 40% recibió capacitación específica en alfabetización mediática e informacional.

De los y las docentes que no utilizan IA en sus aulas, el 54% expresó la falta de conocimiento para poder implementarlas de forma responsable.

Entre los principales usos que hacen los docentes de la IA se encuentran la generación de contenido (imágenes, textos, prompts, rúbricas), apoyo en planificación como disparador de ideas o borrador, asistencia virtual en revisión, organización de trabajos y resúmenes, y la reflexión crítica sobre sesgos, evaluación de información y veracidad. Está claro que la IA alivia la carga administrativa de los docentes.

Por otra parte, entre las principales preocupaciones que tienen, se mencionaron la identificación de fuentes confiables, el uso acrítico de la IA y la falta de competencias para la lectura crítica.


¿Cuál es la solución: IA sí o IA no?

Si bien el estudio de Wikimedia no sugiere qué hacer en torno al asunto, sino que se enfoca en problematizar, se nos ha ocurrido visitar sitios webs que recomienden prácticas que ayuden a los docentes a parchar sus preocupaciones.

Lo primero a destacar es que es preferible asumir que los alumnos van a utilizar estas IA. No hay forma, por lo menos actualmente, de prohibirlo, más allá de probar con detectores específicos, como el de OpenAI.

Collage de Gise Curioni para Wikimedia Argentina CC BY – SA 4.0

Lo segundo es familiarizarse con estas plataformas, más allá de utilizarlas en la planificación de temas, por ejemplo, o prescindir de ellas.

Por último, lo ideal sería potenciar la enseñanza y el aprendizaje a través de su uso, incluyendo en las consignas la obligación de citar bibliografía o pedir que compartan la interacción que tuvieron con esa IA en un anexo de los trabajos prácticos y tareas.

Recomendamos leer la guía para el uso de la IA en la educación publicada por la UNESCO, que vela por la necesidad del uso ético de la IA y que apunta a prevenir los sesgos, especialmente en las interacciones con menores. También advierte que debería establecerse un límite de edad de 13 años para el uso de estas herramientas en las aulas y pedir a los docentes que estén formados sobre este tema.

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