La industria del software y servicios informáticos en Argentina es una de las más rentables; exporta 2,400 millones de dólares anuales y se ubica en sexto lugar detrás de complejos como los del petróleo y las cerealeras. Pero esos números se reparten de manera desigual en una realidad donde la brecha de género y el techo de cristal todavía reinan.
El sector tuvo una fuerte expansión en las últimas dos décadas, tras la sanción de la Ley de Promoción de la Industria del Software en 2004, que estimuló su crecimiento y mejoró las condiciones para la competitividad. A pesar de todo esto, hoy, las mujeres ganan un 20% menos que sus colegas varones y son apenas 2 de cada 10 de los estudiantes que ingresan a la carrera de computación. Pero esto no fue siempre así: un informe de la Fundación Sadosky revela que, entre 1960 y 1970, más de 6 de cada 10 estudiantes de la misma carrera, en la Universidad de Buenos Aires, eran mujeres. Entonces, ¿qué sucedió?
¿Puede explicarse esta desigualdad en base a los estereotipos de género? Sí, pero tal vez no exclusivamente. El informe Trayectorias laborales femeninas en la industria del software analiza ciertas variables que nos lleva a pensar que la problemática es más como una bola de nieve que se retroalimenta de otras cuestiones.
Es decir, las creencias culturales no son las únicas que provocan que la industria del software y de las STEM en general (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) sean sectores altamente masculinizados. Estos roles o estereotipos de género también marcan un camino para las mujeres, y las distancia del campo de las profesiones vinculadas a la ciencia y tecnología. Si solo 2 de cada 10 estudiantes no son varones, entonces las oportunidades en la industria van a escasear, porque no muchas mujeres van a llegar a cargos de gran importancia, como lo es dirigir un proyecto.
Participación. El gráfico de Fundar muestra la proporción de mujeres en el empleo registrado privado según la actividad económica y data del año 2022. Allí se aprecia claramente que la industria del software está en el promedio (33,2%) en cuanto a la participación femenina en cada rubro, y es bajo, teniendo en cuenta que las mujeres son la mitad de la población. Como contrapartida, tenemos una participación del 66,8% de hombres. Puesto así, es bastante desproporcionado.
Cargos y jerarquías. Por otro lado, la mayoría de los varones se desempeñan como programadores, ingenieros, desarrolladores, arquitectos o implementadores de software. En cambio, la mayoría de las mujeres trabaja en áreas de recursos humanos, legales, contables, marketing, comunicación, higiene, sustentabilidad, compras y auditoría. Básicamente, las mujeres están relegadas a áreas administrativas o funcionales.
Formación. No obstante, ellas demuestran estar más calificadas, en cantidad y años de experiencia educativa, mientras que ellos están más especializados y ocupan puestos técnicos intensivos en programación, por ejemplo.
Por último, ellas ganan menos que ellos. Un 22% para ser específicos, a raíz de las barreras de acceso a los ascensos y promociones en sus cargos, como los tienen los varones, a raíz también de un entorno educativo que muchas veces no las contempla.
Para cerrar, las conclusiones del informe señalan la importancia de promover una agenda más inclusiva y equitativa, en todo sentido, pero especialmente para las mujeres. En palabras de Fundar, la inserción de ellas en los procesos productivos del software, "la industria puede aprovechar mejor el talento humano, responder a la demanda creciente de empleo y construir una base sólida para el desarrollo sustentable".
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