Al ser de venta libre, probablemente pienses que los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) son medicamentos sin muchos efectos secundarios y que no pasa nada al ingerirlos sin ser recetados por un profesional de la salud. Y lo cierto es que, como cualquier medicación, tiene un uso adecuado en cuadros que correspondan y en dosis indicadas.
La Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE) difundió una guía que concientiza sobre el consumo adecuado de estos antiinflamatorios, tan comunes como lo son el ibuprofeno, el diclofenac, el naproxeno y la aspirina. Su uso para tratar el dolor abdominal podría ser más un problema que una solución, porque puede deberse a muchas patologías y surgir desde cualquier estructura interior del abdomen o de la pared abdominal. Y muchas veces, podría agravar seriamente el cuadro original. También, hay dolores que se confunden, como los pacientes con ataques cardíacos o con neumonía, que en algunas ocasiones dicen sentir dolor en la parte superior del abdomen en lugar de ubicarlo en el pecho.
En la guía, SAGE advierte que, si bien nunca es normal sentir dolor, no siempre se trata de una emergencia médica. En este sentido, podés reconocer ciertas red flags, que, de presentarse, requieren consulta médica urgente: fiebre, diarrea, estreñimiento persistente, sangre en las heces, náuseas o vómitos persistente, vómitos con sangre, abdomen tenso y muy doloroso, ictericia (piel de color amarillo) o hinchazón del abdomen.
En el diagnóstico también van a importar las características del dolor (si es agudo o sordo, tipo cólico, para retorcerse, ardiente, desgarrador, penetrante), y la ubicación y relación con los alimentos o movimientos intestinales. A partir de los síntomas, el profesional necesitará o no de radiografías, análisis de sangre o incluso endoscopías.
Según sea tu caso, tal vez te receten medicamentos para reducir la inflamación o afectar la función de un órgano y así aliviar el dolor. Por ejemplo, las úlceras pueden tratarse con medicamentos que reducen la secreción de ácido estomacal, y conforme la úlcera cicatriza, el dolor disminuye. Pero no suele ser el tratamiento.
¿Qué podría ocasionar un uso incorrecto de los antiinflamatorios?
Un claro ejemplo de un uso inadecuado, normal en la cultura argentina, es tomarlos de forma preventiva, sin síntomas. Y no debe hacerse. Según la guía, rara vez es necesario tratar el dolor con medicamentos que lo disminuyan, o sea, con analgésicos. Normalmente, no debe usarse analgésicos simples, como la aspirina y el ibuprofeno, para dolores abdominales no diagnosticados porque podrían ocasionar otros problemas, como úlceras. O empeorar las que ya tenés.
Y sí, también pueden presentar efectos adversos importantes: su uso por periodos cortos, incluso de menos de una semana, se ha asociado a aumento del riesgo de eventos cardiovasculares (CV), sobre todo en pacientes con antecedentes previos de infarto de miocardio. Los AINE aumentan la retención de líquidos y empeoran la insuficiencia cardíaca, todo lo cual contribuye al riesgo de infarto de miocardio.
También afectan la presión arterial e interactúan con fármacos antihipertensivos, y aumentar los niveles séricos de aldosterona, que se asocian con retención de sodio e hipertensión.
Por si fuera poco, también tenemos un porcentaje que podría asustarte: las lesiones endoscópicas como hemorragia subepitelial, petequias y erosiones ocurren en 30 a 50% de los pacientes que toman AINES, principalmente en el antro gástrico. Sin embargo, la mayoría de estas lesiones nunca se diagnostican, ya que muy a menudo son asintomáticas. Entre las complicaciones que podrían acarrear estas lesiones están el sangrado, perforación u obstrucción.
Así que ya sabés, no hay que abusar de su uso, porque podrías ir a parar a la guardia con una verdadera emergencia.
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