En los últimos 25 años, la cantidad de pacientes jóvenes con cáncer aumentó entre tres y cuatro veces, y se calcula que para el 2030 esos casos se van a triplicar. Estos son los datos, y las predicciones, que se desprenden del II Reporte - Cáncer entre Adultos Jóvenes elaborado por el Instituto Oncológico Henry Moore de Buenos Aires.
La tendencia del aumento de casos es observada por todo el sistema de salud en el último tiempo, pero ahora este estudio le pone a la problemática, por fin, números concretos. Y no solo eso; también plantea hipótesis acerca de los factores que explican el origen de estos casos.
Los tumores que más se repiten entre la población analizada, de 13.000 jóvenes menores de 50 años, son el cáncer de mama y el colorrectal, ambos prevenibles. A estos les siguen el cáncer de pulmón, los ginecológicos, hematológicos, de próstata y gastrointestinales.
Hay que tener en cuenta que el 40% de los diagnósticos son de tumores muy avanzados, o bien de uno ya diseminado. Además, el estado clínico general de los pacientes es muy bueno o excelente, con pocas comorbilidades y menos polimedicados que la población adulta.
Posibles causas y factores de riesgo
El estudio aclara que no identifican un factor específico relacionado con el ambiente, el estrés o comorbilidades que pudiesen explicar la mayoría de los casos, pero sí hay una idea de cuáles son, a menudo, los que pueden llegar a influir.
Lo primero que hay que señalar es que, a medida que las mamografías y otros estudios ginecológicos se implementen a menor edad, probablemente los casos aumenten cada vez más. Esto se debe a que hay y habrá mayor registro formal, pero no implica en sí que haya más casos.
Luego, se establecen ciertas condiciones de vida que afectan la salud visiblemente, como lo son: el tabaquismo, fumar o vapear, el alcohol, la obesidad, el sedentarismo, el consumo excesivo de bebidas dulces y carnes rojas, la diabetes, una menarca precoz, menos horas de sueño, mayor uso de antibióticos e impacto en la microbiota, el incremento de la estatura, y otros factores genéticos y epigenéticos.
Se concluyó también que es posible que haya un factor genético asociado a un síndrome heredo-familiar en, por lo menos, uno de cada diez casos de tumores detectados en pacientes jóvenes.
Por otra parte, en los cánceres relativos al sistema respiratorio, los números determinaron que el 27% eran ex tabaquistas y el 17% continuaba fumando al momento de la primera consulta. Además, la edad de inicio del tabaquismo para la mitad de ellos fue a los 17 años y la intensidad de consumo de tabaco fue de un paquete por día por quince años.
El 25% de los pacientes presentaban como factor de riesgo a la obesidad y, por último, en un subgrupo cercano al 1% se determinaron factores relacionados con inmunodeficiencia, como el VIH o Inmunosuprimidos por transplante.
¿Qué nos revela todo esto? Bueno, básicamente que el estilo de vida es fundamental en el desarrollo de tumores, o nos dice, como mínimo, que podría condicionar la probabilidad de que eso suceda. Por otro lado, el diagnóstico temprano marca definitivamente la posibilidad de supervivencia y superación de la enfermedad. Cosas que, si bien ya sabemos, con frecuencia se hacen a un lado en la práctica.
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