Guadalupe de la Iglesia, investigadora del CONICET descubrió que la diferencia de género entre las mujeres y hombres gamers de Argentina es más chica de lo que se creía. Además, desmitificó varias creencias sobre la salud mental de este grupo.
Según el informe del Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA), el 33% del país juega videojuegos, al menos una vez a la semana. Los más elegidos son los de acción, aventura, deportes y puzzles.
Para profundizar en estos resultados y llevar más allá la investigación, de la Iglesia desarrolló dos estudios a lo largo de 2024. El primero identifica a dos grupos de jugadores en el país, los hardcore gamers, personas que están asociadas a títulos de disparos, pelea, acción y estrategia. Además de que se suelen identificar como “gamers” y sus sesiones de juego van de moderadas a intensas.
El segundo grupo son mujeres de 40 años o más que utilizan los juegos de forma casual. Antes que una experiencia inmersiva o profunda, prefieren acceder a rompecabezas o juegos de palabras. Por otro lado, de la Iglesia midió las vivencias positivas y negativas de estos sectores a través de “la Escala de Experiencia Gamer” para relevar qué, el viraje hacia un lado o el otro, aumentan con el incremento de la cantidad de títulos a los que se tiene acceso.
Es decir, la diferencia de género entre jugadores no es tanta. Sí, quizás la forma en la que lo viven lo sea, pero las mujeres parecen abarcar cada vez más espacios de un escenario que, comúnmente, se pensaba que era para los varones.
“Desde la intuición pensaríamos que si tenés experiencias positivas, no tenés negativas. Y lo que observé es que se dan en simultáneo. Positivas cuando uno se divierte, siente que puede incrementar sus habilidades, conectar con otros o ser parte de una comunidad. Y negativas, cuando no podés dejar de jugar, parar de pensar en el juego o sentir que jugar es un trabajo. Esto permite darnos cuenta de que hay algo de los videojuegos que está buenísimo y algo que nos puede hacer sentir mal”, explicaba la investigadora.
“Es un gran mito que jugar videojuegos te hace mal”, afirma de la Iglesia.
Luego participo en la Revista de Psicopatología y Psicología Clínica para encontrar relaciones entre la salud mental y el uso de videojuegos entre usuarios que se consideran jugadores y otros que no. Para la alegría de muchos, también se demostró que no hay diferencias entre la salud mental de estos universos y que es más un mito que otra cosa los comentarios de este tipo.
A pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió a la adicción a los videojuegos como un desorden mental, no existe consenso entre los profesionales de a partir de cuantas horas de juego continuo, empieza a gestarse un problema. Lo que recomendamos desde Xataka Argentina es que siempre lleves adelante sesiones cortas, que puedas salir a tomar sol, agua y ejercitarte más de una vez a la semana.
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