El último arribo en avión había sido hace 51 años, específicamente en 1973, y desde ese momento, hasta la actualidad, el ejército argentino tuvo que desestimar las llegadas a la Antártida Argentina por aire. Sin embargo, de ahora en adelante, las condiciones están dadas para que esta práctica se vuelva costumbre y permita un mejor trabajo de las fuerzas de seguridad.
Ayudados de un TC-12B Hurón, el personal militar voló desde la Base Aeronaval Río Grande a la Base Antártica Conjunta Petrel desde la una hasta las cinco de la mañana. Al aterrizar, se reacondicionó la pista para las próximas salidas.
Este hito no solo permite reforzar la soberanía del territorio argentino, sino que también ayudara a continuar y a reforzar la capacidad de búsqueda y rescate, las evacuaciones sanitarias y vuelos logísticos para distintas operaciones de investigación y reporte.
El proyecto para poner en marcha los vuelos se viene desarrollando hace más de seis meses, lo que implicó un entrenamiento especializado de los equipos de trabajo para llevar a cabo esta tarea. Recordemos que, durante invierno, las temperaturas llegan a los 40° C bajo cero e incluso a los 70° C bajo cero, mientras que en el resto del año es muy poco el tiempo que estas se mantienen por encima de los 0° C.
¿Por qué no estaban habilitados los vuelos a la Antártida Argentina?
La estación Aeronaval Petrel fue inaugurada un 22 de febrero de 1967, luego de que en 1952 se instalará el refugio naval. Hasta 1973, como se mencionó antes, los aviones pasaban cada cierto tiempo hasta que un incendio impidió que la pista se utilizará durante invierno, solamente en verano, cuando el hielo se descongelaba y permitía mejores condiciones de trabajo. Al poco tiempo, se suspendieron por tiempo indefinido los aterrizajes de cualquier tipo.
Por el momento se desconoce si se seguirán haciendo viajes durante el 2024, pero lo que sí se puede asegurar es que, de acá en adelante , ya será habitual su uso para las distintas investigaciones que se lleven a cabo.
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