Es un momento crítico para el sector de la investigación y desarrollo científico en la Argentina. Tanto así que se cumple un año sin ingresantes a la carrera de investigador al Conicet y, en lo que aquí nos compete, desde diciembre de 2023 que la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) no se reúne, ni tampoco se nombra un director a cargo.
Para más urgencia, ya ejecutaron todo el presupuesto prorrogado del año pasado, y actualmente solo se asignan fondos para gastos corrientes y sueldos. La planta la cubren 460 trabajadores y trabajadoras, que, en agosto último, recibieron su parte rascando el último día del mes.
Evidentemente, no tener una cabeza que gestione los proyectos en vigencia y apruebe nuevos, es básicamente detener a la CONAE en el tiempo. ¿Qué pasará entonces con los satélites, los radares, los proyectos con agencias internacionales y el desarrollo del Tronador II, que permitiría poner más satélites en órbita?
Tronador II.
La agenda de verdaderos hitos celebrados en Sudámerica está enmarcada en el Plan Espacial Nacional que rige desde 1995, una política de Estado que se sostuvo a lo largo de los gobiernos sucesivos y que, hoy, se está ignorando.
Por otro lado, normalmente, los directivos del instituto son nombrados por decreto del Poder Ejecutivo. El estatuto dice que quien debe estar a cargo de la presidencia debe ser el ministro o secretario del área de ciencia y tecnología, pero ya finalizando el año no hubo novedades.
Según recogió El Destape, los tres satélites que desarrolla Invap (también una empresa estatal) están al borde de ser paralizados. La CONAE está endeudada y por eso no pudieron renovar contratos con empresas que ya han colaborado en proyectos.
Sin dudas, la incertidumbre es tal que a la larga muchos científicos, ingenieros e investigadores terminarán optando por pasarse al área privada en busca de mayor estabilidad laboral, si es que antes el Gobierno no privatiza la CONAE y el Invap, entre otras instituciones del sector.
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